Día 1: Viaje en avión y llegada a Playa Honda
Día 2: Mercado de Teguise, Ruta escénica, Yaiza, Salinas y Playa de Janubio, Charco de los Clicos, Hervideros, El Golfo
Día 3: Timanfaya, Mirador del río, Cueva de los verdes, Jameos del Agua y Haría
Dia 4: Caleta de Famara, quesería El Faro y Playa del Papagayo
Día 5: Vuelo de Regreso
Dia 4: Caleta de Famara, quesería El Faro y Playa del Papagayo
Después de los intensos días previos, decimos tomarnos nuestro último día completo en la isla de forma más relajada. Sólo teníamos dos objetivos, la caleta de Famara y la playa del Papagayo. Además las previsiones sobre el clima eran buenas, por lo que íbamos a poder disfrutar de estas playas.
Tras no madrugar y desayunar tranquilamente, emprendimos viaje hacía Famara, al norte de Lanzarote. Clasificaríamos este enclave como obligatorio, además se encuentra muy cerca de Teguise, por lo que no es mala opción visitar los dos enclaves en el mismo día. Se trata de una playa con un macizo montañoso detrás impresionante. Para rematarlo, en un día despejado (cosa poco habitual en Famara) puede verse la Isla Graciosa en el horizonte. Es un paraíso surfista por lo que hay cientos de ellos, pero la playa es suficientemente grande para poder disfrutar de un buen paseo por ella sin esquivarlos. El baño suele estar prohibido muchos días (bandera roja) como fue nuestro caso.
Tras encontrarnos con dos ejemplares de Carabela Portuguesa en la playa, consultamos Internet y pudimos ver que ya ha habido varias alertas por este tema en la zona (…¿calentamiento global?). Además, nos dolió mucho ver en la arena una gran multitud de trocitos pequeños de plástico…
Como hoy teníamos día tranquilo, decidimos volver a comer al apartamento, además cada uno de nuestros destinos hoy estaba en un punto distante de la isla y había que pasar cerca de Playa Honda. En nuestro camino de vuelta, muy cerca de Teguise, hicimos una parada en la Quesería El Faro (https://queseriaelfaro.es/), donde pudimos degustar varios quesos de cabra. Compramos los que más nos gustaron: semicurado, con Gofio y con pimentón. Es importante destacar que la calidad y sobretodo el precio de los quesos son fenomenales.
Tras comer, emprendimos camino hacia la playa, o mejor dicho, playas del Papagayo, porque son varias calas juntas. Para llegar hay que hacer los últimos 8km por carretera de tierra, con muchísimos baches, pero con cuidado y a 10 km/h se puede hacer fácil. Aunque la carretera sea mala todas las calas están muy bien indicadas. Nosotros decidimos pasar un rato en la playa del Papagayo, donde se encuentra un gran parking, y es muy sencillo bajar por unas escaleras incluso con el bebé (con porteo, eso sí). Antes de bajar se pueden ver fenomenales vistas de la cala, y hay que destacar que a diferencia de Famara, aquí las aguas son muy tranquilas y el baño es muy recomendable, aunque el agua está fría.

Ya atardeciendo, volvemos al apartamento, ya que hay que hacer las maletas y cenar pronto, porque al día siguiente toca madrugar para coger el vuelo de vuelta.
Día 5: Vuelo de Regreso.
Tras devolver el coche de alquiler, nos plantamos en el aeropuerto son «sólo» hora y media de antelación, con la absoluta desesperación de Cagaprisas, que casi le cuesta la salud. Pero hay que destacar que es tiempo más que de sobra, ya que es el único vuelo que sale en un margen de 2 horas. Además avisan el embarque 10 minutos antes de embarcar, por lo que tuvimos tiempo para cambiar a Doña Pucheros un par de veces. Todos los baños del aeropuerto, que aunque es pequeño tiene varios, disponen de cambiador y están muy limpios. Por desgracia llego el fin de nuestro viaje y en cuatro días el comienzo de la cuarentena. Mucho ánimo a todos!!!!